CUANDO TE VAS,
observo la almohada triste
donde durmió tu risa;
intento apagar las locuras
que tus labios dejaron sobre ella encendidas;
Cuando te vas,
se me hace eterno el vuelo del tiempo,
sin tus alas;
y el reloj queda mudo
no marca las horas cuando tu no estas.
Cuando tu no estas
vacío se queda el sol que me acompaña
y los ojos se me inundan en un lago de lágrimas
que no se derraman.
Cuando te vas,
me siento como un niño
y contemplo desolado,
como tras de ti,
se marchan todas mis hadas.
Y moribundo de tu ausencia,
quiero llenar ese hueco,
de tu silencio,
pues no me acostumbro a soledades dolorosas.
No me acostumbro, no,
a vivir sin ti y con tu sombra.
E.G.G.