05 noviembre 2007

CUANDO TE VAS,
observo la almohada triste
donde durmió tu risa;
intento apagar las locuras
que tus labios dejaron sobre ella encendidas;
Cuando te vas,
se me hace eterno el vuelo del tiempo,
sin tus alas;
y el reloj queda mudo
no marca las horas cuando tu no estas. Cuando tu no estas
vacío se queda el sol que me acompaña
y los ojos se me inundan en un lago de lágrimas
que no se derraman. Cuando te vas,
me siento como un niño
y contemplo desolado,
como tras de ti,
se marchan todas mis hadas.
Y moribundo de tu ausencia,
quiero llenar ese hueco,
de tu silencio,
pues no me acostumbro a soledades dolorosas.
No me acostumbro, no,
a vivir sin ti y con tu sombra. E.G.G.

2 comentarios:

Dejame que te cuente dijo...

Afortunadamente amigo...
el ser humano es un animal de costumbres...y al final acabamos acostumbrandonos a todo...
y digo afortunadamente...porque hay cosas que o las asumes...o convierten tu vida en un infierno...
un beso grande..

Trini Reina dijo...

Cuando se va, cuesta calmar el dolor que el vacío produce. Y el recuerdo queda para herirnos, en ocasiones, a traición, O, a veces, para endulzarnos, en cierta manera, la amargura de la soledad.

Muy bonito tu poema.
Un abrazo

http://poemasdeshanna.blogia.com