Hoy me dirijo hacia ti
buscando un día a solas contigo, Mar. Aprieto el acelerador
y me olvido del mundanal ruido,
de tantas cosas que se agolpan en mi cabeza,
que agobian a mis sentidos y camino hacia ti,
¡como no!,
me esperas,
Te llevo a mi pecho,
aires con sabor a sal,
perfumes marinos,
ya estas cerca Mar,
allá abajo te veo,
¡vuelvo enseguida alma mía!,
dame un tiempo. He preguntado por ti,
a la gente que me ama,
a la gente que yo amo.
me dicen que estás algo agitado,
enfadado,
pero tus aguas están cálidas,
como las lunas de verano. Me acerco a ti,
entre un verde paisaje de campos regados,
entre las copas de pinos casi enterrados,
y allí te diviso a lo lejos,
Mar inconfundible,
hoy más azul que nunca,
acariciado por rayos dorados.
Velas al viento de mil colores,
se afana el aire por despertarte,
se afana el sol por calentarte. Arde la arena bajo mis pies ,
pero sólo soy ojos para ti
y me recibes con los brazos abiertos,
regalándome un soplo húmedo y fresco,
como si fuera una caricia,
un beso con sabor a mar,
un beso que me saben a sal. Ya nada tiene importancia,
a tu lado todo me haces olvidar,
sólo necesito que me acaricies ,
que vayan y vengan tus labios blancos,
olas que se rompan a mis pies
que acaricies mi sombra,
hasta fundirse en ti...
Ya ves mi amado Mar,
no te pido tanto.¿verdad?
1 comentario:
Desde luego que no pides tanto: mirar es gratis. Y, además, al mar le gusta ser mirado y no creo que se queje de los amores incondicionales que las amantes miradas le dedican.
Un abrazo
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