Dulce soledad del atardecer,
playa solitaria donde el mar besa mis pies
brisa que acaricia suavemente mi piel
Rumores del mar en una caracola
canto del mar meciendo sueños
Castillos hechos de arena
torreones de esperanza
abatidos por las olas
amor adormecido en una caracola
como el mar en el silencio
refugiado en su concha
Donde nadie lo mira,
lo habita o lo surca.
Y allí donde sus labios se rozaron
donde amar es sin sentido
con pasión y sin calma.
Pero tras la marea el mar
en la caracola su eco guarda
Sin fin
Sin tiempo
Dentro muy dentro.
mientras mis manos van sembrando caracolas
por arenas tibias a la orilla del mar
regadas con rizos de espuma blanca
que recojo de las olas
mientas que las gaviotas acompañan mi andar.
Van mis pies dibujando mis huellas en la arena
y el viento recogiendo en la brisa mi soñar
mientras siembro, diluyo en la siembra mi pena
y de mi pecho brota cristalino un cantar.
El sargazo marino adherido a mis plantas
acaricia mi piel y me dejo llevar
por el verde esmeralda de las algas del mar
que las olas arrastran flotando en altamar.
Caracolas rosadas escapan de mis manos
y quedan enterradas a la orilla del mar...
caracolas marinas, encerrando mil sueños,
pedazos de mi alma que en ellas quedarán.